martedì 28 maggio 2013

El fusilamiento de Arnaldo Ochoa/ The execution of Arnaldo Ochoa




La ejecución del general Arnaldo Ochoa y otros tres inculpados en un controvertido proceso (julio, 1989) es el acontecimiento terrible y emblemático que clausura una etapa. Se ha dicho que, con ello, la revolución cubana perdió su inocencia. En verdad, la inocencia empezó a perderse en la década anterior en Angola. A diferencia de Granada y Nicaragua, donde predominaron misiones civiles, o de Etiopía, donde se libraron batallas tradicionales de blindados, una porción significativa de los 300.000 cubanos que pasaron por Angola (1975-1988) se involucró a fondo en la guerra civil. En los ratos libres de un curso intensivo en Cuba para jefes de unidades pequeñas de infantería, mis compañeros veteranos de Angola evocaban a menudo episodios del aplastamiento de la rebelión del comisario político superior de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA), Nito Alves. En 1977, Alves, un comandante negro con hazañas legendarias en la lucha contra los portugueses y muy popular en la tropa, protestó sin resultados por la excesiva presencia de Cuba y la discriminación que ejercía la minoritaria elite mulata angolana. Encabezó en Luanda, la capital, un alzamiento que hubiera triunfado si no fuera por la intervención de los cubanos. Algunos de mis compañeros, que estuvieron entre quienes capturaron y ejecutaron a Alves y a sus principales colaboradores, contaban que en las FAPLA la simpatía por Cuba nunca volvió a ser igual. Sin embargo, sus peores recuerdos se referían al comportamiento con los civiles de las aldeas durante las operaciones contrainsurgentes del ejército cubano en el sur de Angola.
Rafael Berástegui, Crónica de la indefensión. Periodista y analista político cubano. Ex editor internacional de Radio Rebelde. Salió de Cuba en 1990 y reside en Chile desde entonces. Profesor de la Universidad Arcis.



Nessun commento:

Posta un commento